Hoy en día, los juguetes sexuales no son sólo consoladores y vibradores. Hacía muchísimos años que no compraba ni utilizaba un juguete sexual, mucho antes de tener hijos. Pero este me intrigó. Nunca había oído hablar de un “succionador de clítoris”. Los únicos juguetes sexuales que conocía eran el típico consolador o vibrador. Y “el mejor orgasmo de mi vida” sonaba como algo que me gustaría bastante.

Lo busqué y, como estaba de oferta, lo pedí enseguida. Llegó rápidamente y tardé en encontrar tiempo para poder usarlo, ya que los niños siempre están despiertos toda la noche y en mi cama. Finalmente tuve la oportunidad de probarlo durante un fin de semana. Y mi vida cambió para siempre.

Tuve un orgasmo en segundos. Literalmente, en segundos. Pensando que era una casualidad, lo volví a intentar al día siguiente en la ducha. NO FUE UNA CASUALIDAD. Casi me rompo la maldita pierna al caerme. Me sentí como si estuviera en el cuerpo de otra persona. Fue tan increíble que inmediatamente envié un mensaje a todas mis amigas para contárselo.

Pronto, sentí que todos mis conocidos estaban obsesionados. Alguien comentaba que no llegaba al orgasmo enseguida y todo el mundo se apresuraba a dar consejos (hay que usar mucho lubricante. Como mucho). Unas horas más tarde, una actualización: ¡funcionó!

Usando dispositivos de succión del clítoris

Por si no lo sabías, la Varita Mágica se agotó en todo el mundo tras aparecer en Sexo en Nueva York. Pero mucho antes de eso tenía un culto secreto gracias a la técnica de Betty Dodson de colocar una toalla sobre el clítoris y usarla para llegar al orgasmo usando un succionador femenino. Me pregunto qué pensará del Satisfyer, que no necesita ninguna toalla y, en realidad, no necesita ninguna experiencia.

Los dispositivos de succión del clítoris son, en mi opinión, el futuro. En una época en la que la tecnología parece tan mala, es maravilloso que alguien haya hecho algo bueno con la tecnología. A quienquiera que haya pasado sus días intentando hacer que un dispositivo imite el sexo oral (y lo imite tan bien) me parece que debería recibir un premio Nobel de la paz.